Primera Escuela De Bellas Artes en Ecuador

El primer impulsador sobre la instrucción pública en el Ecuador fue Gabriel García Moreno quien creía que la educación era uno de los deberes esenciales del Gobierno. Antes de que García Moreno intensificara en extensión y profundidad la enseñanza en el Ecuador, las instituciones públicas estaban poco menos que en ruinas ya que los colegios eran pocos, y los que funcionaban estaban reservados por lo general a la clase alta. La labor de García Moreno en este campo fue admirable, ya que aunque con muchas dificultades por la falta de dinero para fundar y sostener escuelas y colegios y por los pocos profesores adecuados para la enseñanza, nunca se dio por vencido en realizar esta labor y dar paso a una nueva etapa que marca un periodo de gran importancia en la educción para el país. Después de haber mejorado la instrucción primaria y secundaria se ocupó asimismo, como era previsible, de la enseñanza superior creando así facultades y una Escuela Politécnica, hasta que en el año de 1872 para unir la belleza con la verdad, García Moreno fundó también la Primera Escuela de Bellas Artes, donde se cultivó la pintura, la escultura y la música, bajo la dirección del pintor Luis Cadena, recientemente venido de Italia, junto con otros profesores de Roma. El propósito primordial de esta nueva escuela es la difusión de las artes y su finalidad era conservar los tesoros artísticos que encerraban las iglesias y conventos y mantener la tradición quiteña de los maestros de taller. Para dar continuidad a este proyecto envió de becarios a Italia a Juan Manosalvas y Rafael Salas con la consigna de que integraran a su vuelta el cuerpo del profesorado de pintura. Para Maestro de escultura comprometió al escultor español Juan González y Jiménez, domiciliado en Roma.
La Escuela de Bellas Artes crea una nueva manera de interpretación y vivencia de cada individuo ya que ha formado parte dentro de las sociedades desde el principio de los tiempos como medio de expresión.